martes, 31 de mayo de 2016




Matrimonio en el Camino Neocatecumenal 

El matrimonio es una institución natural. Es decir, existe fuera de la religión cristiana y hasta fuera de toda religión. Está inscrito y regido por la misma naturaleza del hombre. La Iglesia no ha creado el matrimonio y ni siquiera ha pretendido transformarlo. Los paganos se casaban según las reglas en uso en la sociedad, y cuando los paganos casados se convertían al cristianismo, casados quedaban. La Iglesia reconocía la validez de este casamiento natural. El no-cristiano se casa sin recibir el sacramento, y cuando se convierte, permanece casado; el matrimonio natural se hace sacramento.

El matrimonio de los cristianos es, pues, el de los paganos. Es el matrimonio a secas, que entre los cristianos llega a ser un sacramento. Imposible para el cristiano casarse sin recibir el sacramento; pero, al mismo tiempo, este matrimonio, que es sacramento para él, es la institución natural que se encuentra en toda la humanidad, unión perpetua entre el hombre y la mujer, con vistas a fundar un hogar. El matrimonio cristiano es la institución natural del matrimonio, y al mismo tiempo ya no lo es, porque ha llegado a ser sacramento, instrumento de vida divina. El sacramento es la institución natural divinizada.

Esto confiere al matrimonio un lugar especialísimo entre los sacramentos. Los demás sacramentos han sido creados en todas sus partes por Cristo con el fin de conferir la gracia; no existen más que en función de la vida cristiana, en función de la inserción del cristiano en la Iglesia. Al afirmar que el sacramento del matrimonio
es la divinización de la institución natural del matrimonio, corremos sin embargo con el peligro de caer en un equívoco: confundir el sacramento con una bendición o consagración que se añade a lo que es natural. No. No es en virtud de una bendición o consagración por lo que se obra el sacramento. Los cónyuges son los ministros de este
sacramento; el sacerdote, es sólo un testigo cualificado. El matrimonio cristiano consiste como el matrimonio de los no cristianos en el intercambio de los consentimientos, pero para el cristiano es un sacramento.



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